Cuando las escuelas y universidades comenzaron a ofrecer cursos virtuales y a distancia, sus propuestas eran módicas y limitadas, más bien dirigidas a un sector de la población interesado en completar su grado universitario pero con limitaciones de tiempo para hacerlo. Hoy en día la educación virtual se ha convertido en un ofrecimiento primordial de las instituciones educativas que entienden la cultura de los estudiantes y ven el potencial de crecimiento de sus matrículas.
La oferta de educación a distancia cubre desde cursos de educación continua con o sin crédito, hasta títulos universitarios sub graduados (bachilleratos y grados asociados) y post graduados (maestrías y doctorados). Por otro lado, a nivel de la escuela elemental, intermedia y superior, esta modalidad se usa para preparar mejor al estudiante para enfrentarse a la era digital. Por ejemplo, los distritos escolares en Estados Unidos están exigiendo al menos un curso a distancia como requisito de graduación.
En fin, que la educación a distancia llegó para quedarse. Un estudio realizado por el Consorcio de Aprendizaje en Línea y Babson Survey Research Group entre 2,800 líderes académicos en los Estados Unidos demuestra que el crecimiento de la educación a distancia fue de 3.4% en el 2014.
Por otro lado, los datos federales demuestran que, al cierre del 2014, 5.3 millones de estudiantes en la nación americana estaban registrados en un curso en línea, un aumento de 190,000 estudiantes con respecto al 2013.
De acuerdo con Forbes, la inversión de capital de riesgo para compañías y soluciones de tecnología educativa creció en un 55% en el 2014, para alcanzar los $1,800 millones –evidentemente, los inversionistas ven un gran potencial en esta industria.
Y el mundo hispanohablante no se queda atrás. Según un estudio reciente publicado en EuropaPress, en lo que va del 2015 se han realizado 30 millones de búsquedas de cursos en línea en español, lo que demuestra que estas modalidades educativas siguen generando interés.
Uno de los renglones de mayor crecimiento es lo que se conoce como cursos masivos abiertos en línea (Massive Open Online Courses, o MOOC), pues permiten conectar a usuarios desde cualquier punto del Planeta y constituyen una excelente oportunidad de difundir conocimiento y añadir valor a la oferta de las instituciones.
Con los MOOC, las instituciones educativas a nivel superior están buscando mantener una alta presencia en las redes porque además de democratizar el conocimiento, haciéndolo accesible a todo el mundo, aumenta su reconocimiento internacional y, por ende, se posicionan mejor. Por esta razón, invierten en tecnología que apoye los ofrecimientos MOOC, lo que se traduce en una necesidad de sistemas de telecomunicaciones mucho más robustos para manejar este tipo de ofrecimiento. Una opción viable, mucho más económica para manejar los MOOC, es la nube.
Y hablando de la nube, entre las plataformas en la nube que más crecimiento han demostrado en los últimos años está la conocida como cloud LMS (Learning Management Systems), o sistemas de aprendizaje en la nube. Estas plataformas son particularmente atractivas para la educación continua y procesos de adiestramiento en las empresas, ya que permiten la creación de contenido específico y a la medida sin la necesidad de instalaciones complejas de software o esfuerzos de mantenimiento, ya que esta parte es manejada por el proveedor del sistema en la nube. Además, resulta mucho más costo efectivo y conveniente por su capacidad de transferencia a casi todo tipo de aparato – desde teléfonos inteligentes y tabletas hasta laptops y desktops.
Otro atractivo de los LMS para los profesores y administradores universitarios son sus funcionalidades para la administración de procesos educativos, como notificaciones de notas, matrícula en línea, registro de asistencia en línea, y otras.
La educación virtual en la isla
En la década de 1990, el Recinto de Ponce de la Universidad Interamericana de Puerto Rico fue pionero en ofrecer cursos a distancia para sus estudiantes, gracias a una profesora que, interesada en retener y motivar a sus estudiantes, buscó alternativas. Al cierre del 2013, la tasa de crecimiento de estudiantes matriculados en cursos de educación a distancia en Puerto Rico se estimó en un 9.3%, pero esos números han aumentado en dos años, toda vez que la proporción de estudiantes universitarios de la isla que toman al menos un curso online alcanzó el 32%.
Un estudio realizado en el 2011 reflejó que mucha de la clientela de educación a distancia en las universidades puertorriqueñas son boricuas radicados en el exterior, por razones variadas. Unos son militares cuyo idioma fuerte es el español y prefieren realizar sus estudios a través de una institución en la isla; otros indican que por ser el costo más bajo en comparación con otros destinos, les resulta más factible.
La mayoría de las instituciones universitarias en Puerto Rico cuentan con alguna oferta de cursos virtuales. La Universidad Interamericana de Puerto Rico es la que más cursos y programas ofrece (más de 40), mientras que las otras complementan sus programas presenciales con la educación a distancia.
Retos en la medición
Muy importante en la educación a distancia es la verificación del aprendizaje. Para atender esta necesidad, las universidades están recurriendo a sistemas de insignias o ‘badges’ virtuales, los cuales el usuario gana según los cursos en línea que haya tomado de instituciones legítimas. Sistemas como Mozilla Open Badges, Coursera, EdXand y Credly permiten a los usuarios recolectar estas insignias e incluirlas en sus credenciales.
Ya la distancia física entre el estudiante y la institución educativa no es impedimento, pues a través de los sistemas de telecomunicación que facilitan las videoconferencias, foros educativos en línea, los medios sociales, el correo electrónico y otros, tanto profesores como estudiantes pueden diseñar un aprendizaje a la medida de sus necesidades – y de sus itinerarios. Con las tecnologías de comunicación de estos tiempos, la distancia entre el estudiante y su profesor es la distancia entre ellos y su red de Wi-Fi más cercana.
Estos desarrollos tienen implicaciones importantes para las instituciones educativas. Insertarse en esta corriente requiere actualizaciones en infraestructura tecnológica: desde asegurar que cuentan con el ancho de banda necesario para el volumen de datos que estos procesos generan; hasta actualizar sus redes (alambradas o inalámbricas), equipos y servidores para almacenamiento de datos, por ejemplo. Igualmente, deberan actualizar sus programaciones y plataformas con versiones pensadas para este tipo de servicio.
Dado que estos avances no tienen marcha atrás, a las instituciones les conviene:
– Replantearse sus metas respecto a la educación a distancia,
– Hacer un plan estratégico a corto y largo plazo para insertarse o consolidarse en esta corriente,
– Analizar sus recursos e infraestructura actual a la luz de ese plan,
– Determinar qué necesitan para cumplir con el plan,
– Identificar los mejores aliados para estos proyectos entre los suplidores con más experiencia más sensibilidad hacia los procesos del mundo educativo.
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